La cumbre de EEUU-África, que se celebró esta semana en Washington no fue un momento de alegría para la diplomacia argelina, impulsada para justificar a un lado la ausencia del representantes de la República Saharaui, en el momento de esta gran misa entre Estados Unidos y África.

Encontrado en los pasillos de la cumbre, un diplomático argelino se quedó sin habla ante un participante que se cuestionó la reticencia de Argelia de defender la presencia en Washington del jefe del Polisario, mientras que Argelia no pierde oportunidad para imponerlo en las reuniones de la Unión Africana. El tono era burlón, pero la situación quedo marcada. El interlocutor del pobre diplomático argelino sabía de lo que estaba hablando. ¿Qué tipo de república es pués, que, es sin embargo reconocida por la Unión Africana, y que no podemos ni siquiera mencionar el nombre màs allà del Atlántico? Aquí no es la Unión Africana. Esto es serio, y aventurarse a pronunciar el nombre de la República Democrática Árabe (RASD) en equivale a una broma.

El interlocutor no necesitaba la respuesta del diplomático para entender que los responsables argelinos eran conscientes. También aprendieron cómo cumplir con las exigencias de la situación y de los lugares. También saben que, durante cuarenta años, se proclamó la República de Sáhara Occidental es completamente ignorada por las principales capitales de todo el mundo. Eso es ciertamente la desaprobación internacional que llevó a la diplomacia argelina de darse cara a la evidencia.

A fuerza de petrodólares, los dirigentes argelinos se limitan ahora a comercializar en algunas capitales africanas, una república que no vale nada en otros lugares.Tal una moneda falsa, la república saharaui solo tiene curso en los mercados que quieren creer. Y Mohamed Abdelaziz, permanente jefe del Polisario desde hace cuatro décadas, no escapó a la suerte de la legendaria república que preside.