Joaquim Chissano no creía que las cosas tomarían un tàn humillante turno. Designado unilateralmente por la UA como mediador en el asunto del Sáhara Occidental, el ex presidente de Mozambique se enfrenta a una situación por decir lo menos despectiva al verse rechazrle las visitas a Rusia y China durante este mes.
Según fuentes bien informadas en los entresijos de la Unión Africana, Chissano contaba con una actitud más comprensiva de Moscú y Pekín para compensar el impedimento que había recibido de Washington, Londres, París y Madrid. Las solicitudes presentadas por el enviado de la Unión Africana en estas capitales habían recibido una respuesta cortés pero firme, dijeron las fuentes. El ex jefe del Estado de Mozambique le fue significado que podía muy bien ser recibido de forma individual, pero no en su calidad de enviado especial de África.
El rechazo unánime de las principales capitales del mundo fue motivado en gran parte por la actitud de Marruecos, que ha rechazado categóricamente la iniciativa de la UA. Rabat considera que la Unión Africana ya ha tomado una posición en este caso, el reconocimiento de la república saharaui que no tiene existencia en la realidad, fue desacreditado y está a su vez excluida de cualquier papel en este asunto. En una palabra, para Marruecos, la solución de la cuestión del Sáhara Occidental sigue siendo competencia exclusiva de la ONU y del Consejo de Seguridad, que describió la propuesta del plan de autonomía marroquí como «seria y creíble».
Sin embargo, Joaquín Chissano no era el único en sentir esta afrenta diplomática que no esperaba, explican las fuentes. El revés se sintió más amargamente en Argel, entre ellos el Ministro de Asuntos Exteriores Ramtane Lamamra, instigador de la iniciativa de la Unión Africana, con el apoyo de Sudáfrica y Nigeria.