La confidencia entregada tardiamente por un ex traficante de armas francés sobre el regalo ofrecido por los argelinos a Samuel Doe, el sanguinario presidente de Liberia de los años 80 a cambio del reconocimiento del Polisario, dice mucho acerca de los métodos utilizados para la intrusión del Frente independentista en África.
Frente a una oposición más emprendedora, Samuel Doe buscaba armas a cualquier precio, cuenta el traficante de armas en un testimonio reportado por una revista francesa esta semana. Es en estas circunstancias que el traficante de armas fue abordado por oficiales superiores del DRS, los servicios de inteligencia militar argelina. Le pidieron que presione a su amigo, el presidente de Liberia, para que reconozca el frente separatista armado por Argelia. El francés no pasó por enormes dificultades para convencer a Samuel Doe, quién obtuvo un helicóptero de combate del ejército argelino a cambio de su gesto. El método puede hoy, parecer simplista, pero fue muy eficaz en los años 70 y 80. Un momento en que muchos líderes africanos llegaron al poder por la fuerza de las armas, la lucha por su supervivencia contra los movimientos de oposición determinada. La mayoría de estos dictadores eran pobres y sus arcas vacías de contenido debido a su ceguera para mantener un poder que no tienen medios. Para pagar a las tropas, a menudo no dudan en caer en el peor de los chantajes. Este fue exactamente el caso de Samuel Doe.
Una debilidad que los servicios secretos argelinos, y también Gaddafi no dudaron en aprovechar. Ya que si el proceso fue iniciado por los argelinos al principio del conflicto el Sáhara Occidental en 1976, fue recapturado y luego sistematizado por Gaddafi. Los argumentos en petrodólares no faltaron, y tenían un efecto fascinante sobre los Jefes de Estado insolventes en apuros.