Las recientes amenazas proferidas por Bachir Mustafa Sayed prediciendo la vuelta a las armas por el Polisario no son accidentales. Sopladas por un alto miembro del DRS, según fuentes bien informadas en Tinduf.
El objetivo de esta agitación inspirada por los oscuros servicios de inteligencia militar argelina, es precisamente para hacer ruido. Tratan de llamar la atención y captar un inprobable interés mediàtico, manera de sacar al Polisario del desastroso olvido en el que se ha hundido. Según las mismas fuentes, el objetivo es en gran parte justificado. Durante los últimos tres años, el Frente armado apoyado por Argelia solo ha sido citado en la toma de rehenes, el tráfico sahariano y las guerras en la región. Empezàndo por la guerra en Libia junto a Gadafi a su participación en la guerra en Malí, a través de diversas operaciones de tráfico y robos en el desierto. Las mismas fuentes señalan, sin embargo, que las amenazas del Polisario a tomar las armas, además de ser anacrónicas, pueden ser totalmente contraproducente.
En primer lugar, se ajusten a los pies del consenso internacional que ha optado por la búsqueda de una solución política negociada a la cuestión del Sahara Occidental, bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de la ONU. Entonces, cualquier operación militar del Polisario contra Marruecos pondrià a Argel Marruecos a la vanguardia de los ojos de la comunidad internacional.
Todas las capitales del mundo, sin excepción, son muy conscientes de que el Polisario, cuya sede se encuentra en Tinduf en territorio argelino, es más que un instrumento en manos del poder en Argelia, para mantener una presión constante sobre Marruecos.
También se ha convertido en un credo en Argel, hasta el punto de que las autoridades financiàn conferencias y simposios en Argelia en este sentido. La última es la universidad de verano organizada por » cuadros de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Universidades argelinas son encargadas de mostrar a los líderes de la fantasmagorica República del desierto, medios para hacer «presión constante» sobre Marruecos.