El Polisario va de decepción en decepción y los debacles diplomáticos entreconconectan, en África como en otros lugares, donde el apoyo al plan de autonomía presentado por Marruecos para resolver la cuestión del Sahara, gana cada vez más impulso.
La última contrariedad para el Polisario fue a nivel de la Unión Africana, donde la presión de Argelia y Sudáfrica no tuvo ningún efecto, los dirigentes africanos se reunieron en la cumbre en Nuakchot, habiendo convenido sobre la primacía del proceso de la ONU para resolver el problema del Sáhara.
Con mandato para informar sobre el tema, Mussa Faki Mahamat, presidente de la Comisión de la UA, entregó el domingo a los Jefes de Estado y de Gobierno africanos reunidos en la capital mauritana, un documento bastante detallado.
El informe de hecho pone un fin a las ambiciones de Argelia, el apoyo incondicional del Polisario en el caso del Sahara Occidental, de empujar la UA para interferir en un proceso ya en manos de la ONU. De ahora en adelante, ya no se trata de considerar un rol para la Unión Africana, paralelo al liderado por las Naciones Unidas, y Horst Köhler, el Enviado personal del Secretario general.
Una victoria de etapa para Marruecos, que ha abogado constantemente para que la UA no interfiera en el proceso de la ONU. Especialmente la organización panafricana había cometido el imperdonable error de reconocer, en los años 80 bajo la presión de Argelia, una república del Sahara (RASD) autoproclamada por el Polisario y el presidente argelino Huari Bumedien, pero no reconocida por la ONU.
El otro revés diplomático sufrido por el Polisario y Argelia provino de Washington, cuyo subsecretario de Estado, John Sullivan, dijo la semana pasada, justo después de pasar por Argel, que el plan de autonomía era » una opción «para proporcionar una solución al problema del Sahara».
El plan de autonomía propuesto por Marruecos es «un plan serio, realista y creíble que pudiera satisfacer las expectativas de la población del Sahara», subrayó el responsable estadounidense, dando el tono de la posición que el gobierno de Estados Unidos defiende sobre este conflicto regional