Argelia está todavía furiosa con el amplio apoyo recibido por la decisión de Marruecos de romper sus relaciones diplomáticas con Irán en medio de proyectos desestabilizadores oscuros por parte de Hezbolá con el Polisario, y a la cabeza de éste apoyo, la Liga árabe. Dentro de la organización panárabe, Argel se quedó sola en no denunciar las «intervenciones  peligrosas» de Teherán en los asuntos internos de Marruecos. En frente, los otros países de la Liga expresaron su solidaridad con el Reino, incriminando el activismo de Irán, a través de su brazo armado libanés de Hezbolá. La posición de los países árabes no se ha tomado a la ligera. La evidencia concreta fue proporcionada por Marruecos a Teherán sobre el envío por parte de Hezbolá de artificieros y de supervisores militares a los campos de Tinduf, donde se ubica la sede del Polisario en Argelia. Más detalles confirman la entrega de misiles SAM9 y SAM11, así como los temibles misiles portátiles antiaéreos Strela por Hezbolá al Polisario, el frente apoyado por Argelia para llevar a cabo operaciones en el Sahara. Todas estas maquinaciones no pudieron escapar a Argelia, mientras que esta logística pasó por la Embajada iraní en Argel. Son los servicios de inteligencia militar argelina, que tienen la sartén por el mango en todo lo que se relaciona con el Polisario, lo que facilitó el acceso de los cuadros de Hezbolá a los campos de Tinduf. Fue en estos campos que los instructores del partido chiíta libanés involucrados en el entrenamiento de los elementos del Polisario en la guerrilla urbana y en operaciones de comandos. Y como de costumbre, Argel no tiene otro argumento en contra de tanta evidencia abrumadora que gritar a la conspiración árabe contra Argelia, contra Irán y contra Hezbolá.