Perú ha puesto al Polisario en una situación embarazosa sin precedentes al detener a la que se ha presentado ante las aduanas como embajadora de la República Saharaui en el Perú, mientras que viajaba con un pasaporte no de la República Saharaui, una entidad puramente teórica, sino con un pasaporte español.

Arrestada el sábado en el aeropuerto Jorge Chavez de Lima, por «usurpación» de estatuto diplomático, Khadijatu Mokhtar sin embargo hizo un retro pedaleo desconcertante. Para salir de esta situación imposible, la activista saharaui prefirió negar cualquier «estatus diplomático» y presentándose esta vez como mera «turista española.»

En el apogeo de la ironía, la falsa diplomática incluso tuvo que apelar a la protección consular española en la capital peruana. Pero las piruetas de Khadijatu Mokhtar no convencieron la policía de fronteras del Perú, que la mantienen aún mantienen en custodia el lunes en el aeropuerto, esperando a que la justicia peruana pronuncié la orden de expulsión.

Hasta este día de desgracia, el Polisario y Argelia consideran al Perú como un firme aliado con su causa. Pero Lima ha decidido obviamente poner fin a este pequeño juego al que están acostumbrados los activistas del Polisario.

Su truco es hacer valer sus documentos de viaje argelinas o españoles, al tiempo que presentan a sí mismos como representantes de la República Saharaui, una entidad que no es reconocido por la ONU y no tiene existencia política o jurídica internacional.

Así, la desmitificación de la pomposamente llamada República Democrática Árabe Saharaui está ganando terreno cada día, después de que la RASD ha servido durante mucho tiempo la política de hechos consumados practicada por Argelia en la cuestión del Sahara Occidental.