Con un día de retraso de lo previsto, la reunión del Consejo de Seguridad sobre el Sahara fue finalmente programada este viernes para votar una resolución que pide al Polisario de retirarse de la zona de Guergarat y llamando a la reanudación del proceso político teniendo en cuenta los progresos realizados desde 2006, progreso resultante principalmente del plan de autonomía propuesto por Marruecos.
Este retraso se debe por la presión de última hora, ejercido por Rusia para aliviar el tono firme de la resolución contra el Polisario. De hecho, el mandato del Consejo de Seguridad había lanzado la confusión en las filas del Polisario, el frente apoyado por Argelia, que reclama la independencia del Sahara Occidental en el sur de Marruecos.
El proyecto de resolución se basa en el informe presentado a principios de este mes por Antonio Guterres, que es el primer contacto con la cuestión del Sahara como el secretario general de la ONU. En su redacción original, el proyecto de resolución preparado por la presidencia estadounidense del Consejo de Seguridad exigió la retirada inmediata y total de elementos del Polisario de la zona tampón de Guergarat.
El texto habla de «profunda preocupación de que los elementos del Frente Polisario se mantiene en la zona de amortiguamiento de Guergarat incluyendo su obstrucción regular de tráfico comercial.» El texto fue aún más ansioso para el Polisario y Argelia, que también exigió un censo de la población saharaui que vive en los campamentos de Tinduf, bajo el control implacable del Polisario.
Y si la resolución autoriza como era de esperar, la renovación del mandato de la MINURSO por un año más, su contenido está imbuido de la nueva dinámica que el Secretario General de la ONU parece decidido a imprimir en este dossier, viejo de cuatro décadas. Un dossier que había sido conducido al punto muerto por la ceguera de su predecesor, Ban Ki-moon, y la testarudez del estadounidense Christopher Ross.