La última salida mediática de Lakhdar Brahimi sobre las relaciones entre Argelia y Marruecos entorno al Sahara no pasa desapercibido, el ex jefe de la diplomacia argelina ha expresado su «pesar por esta situación (división entre los dos países) que no tiene razón de ser «.

Esta no es la primera vez que Lakhdar Brahimi pide la reapertura de la frontera entre Marruecos y Argelia. «Es imposible hablar del gran Magreb siempre que las fronteras entre los dos estados hermanos permanecen cerradas,» dijo insistiendo, el domingo ante los cuadros de la academia de policía de Châteauneuf, en presencia del ministro del interior y otros miembros del gobierno argelino.

Es hora de que los dos países «dejen de lado el problema del Sahara Occidental con el fin de construir una economía basada en el comercio común,» deslizo Ibrahimi, desaprobando de paso a los dirigentes argelinos que juran a sus dioses que no son no los instigadores de este conflicto regional.

Pero interviniendo en ese momento, las palabras de este experimentado diplomático se refieren a la situación actual en Argelia, que oscila entre la aguda crisis económica y la guerra silenciosa que se libran los clanes políticos para suceder al presidente Buteflika, clavado por la enfermedad en una silla de ruedas.

La llamada a la reapertura de las fronteras entre Argelia y Marruecos es ante todo un mensaje de Lakhdar Brahimi a los generales argelinos, que empujan peligrosamente a una escalada con Marruecos. Mediante la colocación de los elementos armados del Polisario en la zona de Guergarat, una zona de amortiguamiento en el extremo sur de Marruecos, en la frontera con Mauritania, los oficiales superiores argelinos ejercen una presión que puede convertirse en explosiva y cuyas consecuencias son impredecibles.

Es contra de este riesgo Lakhdar Brahimi quería alertar a los militares, pidiendo a los dirigentes políticos de volver a abrir la frontera para comenzar una nueva escalada beneficiosa para ambos países y la región en su conjunto.