Polisario fortalece el caparazon de plomo impuesto sobre los campamentos de Tinduf , en particular contra los partidarios de la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental que han sido reconfortados con el reciente apoyo de Washington a este plan.
Según una fuente bien informada en Tinduf , la declaración de la Casa Blanca a favor del plan de autonomía que Washington ha calificado de «serio y creíble», ha enbálsamado el corazón de miles de saharauis en los campamentos argelinos de Tinduf. Por el contrario, la confirmación de la posición de la administración de EE.UU. ha puesto el terror en las filas del Polisario , lo mismo que entre los dirigentes argelinos. Este temor ha ido acompañada de restricciones sin precedentes contra los opositores al Polisario en Tinduf.
Los controles operados por las milicias del Polisario se hicieron más severos y la prohibición para moverse entre los campamentos se ha ampliado. Las órdenes de los oficiales de alto rango del DRS, los temibles servicios secretos argelinos que tienen la sartén por el mango en los campamentos de Tinduf, son formales . Sólo los miembros de la dirección del Polisario y leales partidarios del Frente separatista estàn autorizados de moverse libremente fuera de los campamentos. Esta vuelta de tornillo adicional que hace la vida de los saharauis aún más difícil, de acuerdo con la misma fuente que justifica està sityacion por el sentimiento de impotencia en la que se encuentra el líder del Polisario y otros miembros de la dirección del Frente.
El presentimiento del Polisario y de los dirigentes argelinos es aún más notable que se dàn cuenta de que el proyecto de establecer una república saharaui permanece cada vez más en el olvido. Además del desprecio en el cuàl las grandes capitales internacionales toman el proyecto concoctado por los generales argelinos en el norte de África, ahora son los amigos de ayer quiénes retiràn su reconocimiento a la imaginaria república del Sahara. La última es la diplomacia encabezada por el gobierno panameño quién justifica esta decisión por la voluntad de Panamá de reparar el «error» cometido hace más de treinta años por una «dictadura militar carente de toda legitimidad.»