En su breve paso en la clandestinidad, Abdelaziz Buteflika guardara reflejos de « guerrillero », que le perseguiràn hasta el final de sus dias. Cultivando el secreto, con un gusto pronunciado por la intriga, capaz de localizar por telefono hasta el màs pequeño responsable sin pasar por el ministro de turno, el « camarada abdelkader », es una personalidad ineludible para cualquier que intenta comprender las relaciones entre Argelia y Marruecos y el dossier del Sàhara Occidental. Con Marruecos el lazo de Abdelaziz Buteflika es umbilical, afectuoso màs que desconfiado. Cercano al circulo de Hassan II antes de la independencia Argelina, y forma con Abdelhamid Bussuf un tandem de choque, el verdadero corazon del reactor ideologico del FLN. Marruecos es pués ineludible como retabase logistica de la resistencia Argelina, y las relaciones entre marroquiés y argelinos son màs que amistosos, casi fraternales. En los màs tenso de la crisis de los años 60 entre Marruecos y Argelia, Abdelaziz Buteflika habria a pesar de todo guardado contactos estrechos, pasarelas discretas que le permitiàn hacer pasar mensajes del Palacio de la Muradia hacia « Dar el Makhzen » y vice versa, en beneficio mutuo de las dos partes.
El asunto del Sàhara constituyeria el gràn dossier que embotara esta complicidad entre Buteflika y Marruecos, añadida en sus comienzos cara con el coronel Bumedian, desde la boda de éste ultimo con Anissa, que detesta el vibrillonante ministro de asuntos extrànjeros, que acaba de ser aureolado de un éxito internacional presidiendo la asamblea general de la ONU. En el transcurso de su larga travesia del desierto despuès de la muerte de Bumedian, durante la cuàl se dedicara a lucrativas actividades de consejo con las petromonarquias del golfo, Buteflika intentarà de retomar la palabra con sus amigos marroquiés, aseguràndoles que si « hubiera estado en los asuntos, el dossier del Sàhara estaria solucionado en dos tiempos tres movimientos ».

A un consejero Hassan II, le deslizara allà a mediados de los años 90 que es bajo la presion de « Huari » que el diferente Sahariano ha cobrado semejantes proporciones. Asi, el retorno de Buteflika a los asuntos en 1999, dejaba créer que el dossier del Sàhara Occidental estria solucionado en diciocho meses, tanto que el nuevo presidente parecia estar decidido de desencadenar un proceso de normalizacion entre Argelia y Marruecos.
Como lo sàbe cada uno, habria sido distintamente, y, de cambios en prorrogas, promesas no cumplidas en esperanzas decepcionantes, el Presidente Argelino deja pensar que no controla el dossier en su conjunto, y que tendria las manos atadas por un « fuerza »misteriosa que le impide solucionar el conflicto que le permitira de entrar en la historia : Aquel de los reencuentros frternales entre Argelia y Marruecos y de la disolucion del Frente Polisario.