El jefe del Polisario se frota las manos. Desde el anuncio de la luz verde de Alemania para la entrega a Argelia de equipos militares por valor de más de $ 14.5 millones de dólares, Mohamed Abdelaziz exulta. Pero incluso antes del OK de Berlín, el viejo líder había sido tranquilizado por sus contactos dentro de la DRS, los servicios de inteligencia militar argelina. Estos han confirmado que algunos de los equipos adquiridos se transfererian a las tropas del Polisario en Tinduf estacionados en el suroeste de Argelia.
La noticia se esperaba con urgencia aún más por la dirección del Polisario que una gran parte de los equipos militares de los cuàles dispone el frente estaban desclasificados. Es cierto que hasta el momento, Argelia hacia sus compras en materia de armamento y equipos militares casi exclusivamente de Rusia y del antiguo bloque soviético, antes de pasar una parte al Polisario. Si se confirma, entonces éste será el mayor contrato firmado en Argel con un país occidental. De ahí el júbilo de Mohamed Abdelaziz, que ha incluido en su lista de compras de equipos de audio avanzado. El objetivo es vigilar los focos de la disidencia dentro del Polisario que se convierte en potencialmente peligroso. Pero lo principal para él es que las entregas esperadas deben ser un soplo de aire fresco. Porque con un arma más, las amenazas periódicas de reanudación de las hostilidades contra Marruecos, podrían ser sólo moderadamente tomadas en serio.

Argelia, por su parte, encuentra su cuenta en la renovación de equipos militares. Desde que no siente complejos de ser clasificada entre los primeros 10 países que compran más armas en el mundo, Argelia duplica. El SIPRI, el Instituto de Estocolmo especializado en asuntos de armas colocó a Argelia octava en el mundo de la compra de armas durante el período 2006-2010. Con estas adquisiciones, el ejército argelino descubrirá así las virtudes de los equipos fabricados en Alemania, después de décadas de lucha con las armas de los países del Este. Pero más importantes para los generales de la DRS es mantener la presión sobre su vecino del oeste, que se verá obligado a seguir el ritmo, pero con menos petrodólares.