El Polisario ha sufrido un nuevo revés diplomático esta semana después de la decisión de Pekín de invitar a los 53 estados africanos en la cumbre China-África, con exclusión de la república «RASD» del Sahara autoproclamada por el frente separatista con el apoyo de Argelia, que el imperio del medio nunca ha reconocido.
De hecho, la negativa de Pekín de recibir a los representantes de la «RASD» en esta importante cumbre, en la que China prometió 60 mil millones $ adicionales para África, no solo es embarazosa para Polisario y Argelia, sino también para ‘Africa del Sur.
El gobierno de Pretoria había ejercido con todo su peso, con Argel, para hacer aceptar el frente separatista saharaui en la cumbre de la Unión Africana y la Unión Europea en noviembre de 2017 en Costa de Marfil.
Pero esta vez, el viento se volvió contra el polisario y sus dos seguidores leales en África, porque los chinos son intratables en cuanto a la ilegitimidad del frente separatista. Como en 2015, cuando China rechazó la participación del polisario en la II Cumbre China-África, mientras que Marruecos aún no había reintegrado la organización panafricana.
La UA, por su parte, observa un silencio avergonzado sobre la negativa de Pekín a recibir a los jefes de un estado virtual, incluso si la organización africana persiste en considerarlo como país miembro gracias, sobre todo, a la fuerte presión ejercida por un puñado de países liderados por Argelia y Sudáfrica.
Este rechazo aplicado por China con respecto al Polisario está lejos de ser un caso aislado a nivel internacional. Porque hasta la fecha, ningún país miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, ni ninguna gran capital en el mundo, reconoce el frente separatista, y mucho menos su improbable república del Sahara, defendida con uñas y dientes por Argelia.