En el campo del Polisario, es el abatimiento total frente a la firmeza de Bruselas contra los intentos parásitos de Argelia y el frente separatista de interrumpir la asociación estratégica de la Unión Europea con Marruecos.

La adopción, el lunes por Bruselas, de dos propuestas que adaptan el acuerdo de asociación y el acuerdo agrícola Marruecos-UE para incluir al Sáhara Occidental, enterró así todos los esfuerzos realizados durante los últimos meses por Argel y el Polisario en cuestionar la base legal de los acuerdos entre Marruecos y la UE.

La frustración de Argel y de los jefes del Polisario es tanto mayor cuanto que el intenso lobby ha evitado finalmente que Bruselas adopte estos textos que extienden las ventajas arancelarias a los productos del Sahara. Los nuevos textos refuerzan así la base jurídica de los acuerdos después de la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de diciembre de 2016.

Obviamente, la Comisión Europea no tomó estas decisiones por capricho. El ejecutivo de la UE explica cómo se ocupó de consultar a los representantes locales, la sociedad civil y otras organizaciones y entidades relevantes en la región del Sahara. Consultas que han demostrado un amplio apoyo al acuerdo agrícola con respecto a los beneficios socioeconómicos que ofrece.

Además, en un reciente informe de evaluación, la Comisión Europea había proporcionado suficientes indicios para concluir que la actividad económica generada por las exportaciones a la Unión Europea se realiza en favor del empleo y las poblaciones locales.

Bruselas, además, no reconoce ninguna representatividad en el Polisario, el frente separatista apoyado por Argelia, mientras que el ejecutivo europeo siempre acoge con satisfacción la «asociación enriquecedora y multidimensional» de durante casi medio siglo entre la UE y Marruecos, por el cual el Reino se vio acordar el estado avanzado en 2008.