La diplomacia argelina se ha librado a una auténtica ofensiva contra Marruecos desde que anunció su regreso a la Unión Africana, y la gira actual de Rey Mohammed VI en tres países de África oriental ( Ruanda, Tanzania y Etiopía) sólo ha fomentado la agresión del régimen argelino.

En Argel, los generales al igual que gran parte de la clase política temen, sobre todo, el regreso de Marruecos dentro del cuerpo panafricano. Están más preocupados que este retorno sacude las líneas establecidas en la cuestión del Sahara. África sigue siendo de hecho uno de los últimos bastiones que Argelia sigue llevando del brazo al su movimiento favorito del Polisario que disputa la soberanía a Marruecos sobre la antigua colonia española del sur del reino jerifiano.

No es sorprendente ver a la agencia de noticias oficial argelina APS emitir un despacho asegurando que «la visita del rey de Marruecos a Tanzania no va a cambiar la posición de este país con el pueblo saharaui». Y, obviamente, los temores de Argel parecen plenamente justificado, evidenciados por la cálida bienvenida al soberano marroquí por el presidente Paul Kagame en Kigali el martes, la primera étapa del viaje africano de Mohammed VI.

Esto es lo que explica también a posteriori la de movilización apasionada de Ramtane Lamamra en esta cruzada anti-marroquí. Anticipándose a los acontecimientos, el jefe de la diplomacia argelina incluso ha veladado a la planificación, de extremo a extremo, a  participación de una delegación del Polisario en los trabajos del Parlamento Panafricano recientemente en El Cairo. Esto se hizo en coordinación con algunos círculos egipcios, según fuentes diplomáticas bien informadas.

Muy avergonzado por este episodio que puede empeorar sus relaciones con Marruecos, la diplomacia egipcia ha tratado de justificarse. Los egipcios han a veces hecho valer que los miembros del Polisario habían entrado en Egipto con pasaportes Argelinos, a veces explican que no era El Cairo, pero el Parlamento Panafricano fue quién curso las invitaciones a los participantes, etc. No hay necesidad de ir lejos, la confusión deja adivinar fácilmente el origen de la trama …