Argelia se encuentra en un gran aprieto después de la correspondencia que le ha sido enviada por el enviado de la ONU Horst Köhler, invitándola a participar en las discusiones, en diciembre en Ginebra, junto con Mauritania, el Polisario y Marruecos, que cumple un antiguo requisito de Rabat para el cual el conflicto del Sahara no existiría sin la mano de Argelia.

El Enviado de la ONU solicitó a las cuatro partes que respondieran antes del 20 de octubre a su invitación a reunirse de nuevo el 4 y 5 de diciembre en Ginebra, no para unas «negociaciones», sino para una «mesa redonda».

Sin embargo, Argelia bloquea a cal y canto su implicación en negociaciones directas con Marruecos, prefiriendo poner por delante el polisario. Una esquiva que ha cansado a las principales capitales, que están decididas a dejar de permitir que los generales argelinos jueguen este juego.

La comunidad internacional está cansada de ver a Argelia tirando de los hilos del frente separatista que alberga en su territorio y del cual financia, arma, y presta apoyo político y diplomático…

Además, el Consejo de Seguridad ha expresado su no aguantar más internacional. La resolución 2414 de abril de 2018 pidió explícitamente a Argelia que se involucrara efectivamente en el proceso político para llegar a un acuerdo sobre un conflicto que ha mantenido por más de cuatro décadas.

Al invitar a Argelia, el ex presidente alemán expresa el nuevo estado de ánimo de la comunidad internacional sobre el tema y esto es precisamente lo que preocupa a los responsables en Argel y la temida institución militar argelina.