La caza recompensas norteamericana, Kerry Kennedy hizo una nueva salida mediática para no faltar a sus viejos hábitos y es en la víspera de una nueva gira anunciada del mediador de la ONU para el Sahara, Christopher Ross, en la región del Magreb.
Después de haber todo intentado entre bastidores de las Naciones Unidas en Nueva York, para convencer a algunos miembros del consejo de seguridad a «prorrogar el mandato de la MINURSO para supervisar los derechos humanos» en el sáhara occidental, Kerry Kennedy ha abordado en esta ocasión el reconocido diario británico «The Guardian» para vender la mercancia comanditada por el régimen argelino a cambio de altas pagas reumeradas en petrodólares.
Ella, que intentó, sin éxito, hacer mover todas sus relaciones para defender la causa perdida de los separatistas del Polisario en los pasillos del Palacio de las Naciones Unidas en Nueva York, parece ahora, carecer de ideas después de vaciar todos sus cartuchos en blanco.
Sin embargo, Kerry estaba muy decidida a defender el mapa de derechos humanos para ganar puntos a favor del Polisario en la batalla diplomática que opone en realidad a Marruecos no al movimiento separatista saharaui, sino más bien a su vecino argelino. Fue una pena pérdida, porque al aprobar la resolución 2218 el 30 de abril de 2015 y por unanimidad de sus quince miembros, el consejo de seguridad puso fin a las gesticulaciones de Kerry y de sus patrocinadores argelinos, padrinos de los mercenarios del Polisario.El consejo no sólo ha ignorado esta petición, sino que ha intimado oficialmente y por primera vez, Argelia de permitir el censo de refugiados saharauis de forma abusiva e ilegalmente secuestrados durante cuatro décadas en los campamentos de Tinduf, en el desierto argelino.
Algunas malas creen que es hora para la caza recompensas norteamericana, Kerry Kennedy de declarar costo fijo y de buscar un nuevo nicho de mercado, que no sea el de el sahara occidental, o mejor aún, retirarse después de haber encajado fracaso trás fracaso y después de haber llenado los bolsillos con el dinero de los contribuyentes argelinos.
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