Los dirigentes del Polisario están aun bajo el trauma del exitoso regreso de Marruecos en la Unión Africana y de su impacto en África, donde Marruecos continúa ganando países para su causa, sobre todo entre los estados que reconocian en el pasado, al frente Polisario apoyado por Argelia, antes de darse cuenta del engaño.

Las sucesivas giras del Rey Mohammed VI en varios países africanos, con la actual visita a Ghana, Marruecos ilustran esta vuelta en fuerza sobre la escena africana. Un retorno que suma al pánico del Polisario y, sobre todo a la cáusticidad del régimen político-militar argelino, para lo cual la cuestión del Sahara se ha convertido en una obsesión.

Por ello no es sorprendente ver al frente saharaui aumentar la puja multiplicando la amenaza de un recurso a las armas contra Marruecos. Pero los observadores no se hacen ilusiones sobre la capacidad del Polisario para iniciar hostilidades contra Marruecos. La razón, por supuesto, es la falta de independencia del Frente ante los generales argelinos, que les aseguran armas y alojamiento en el territorio argelino.

Sin embargo, estas amenazas plantean preguntas acerca de las verdaderas intenciones de los oficiales argelinos, y si están tentados por la locura de precipitar la región del Magreb en la inestabilidad. Este es también el significado de la advertencia emitida por el último informe del grupo de reflexión americano The Washington Institute for Near East Policy. Los dos expertos Robert Satloff y Sarah Feuer, y afirman que el estallido de la guerra en el Sahara significaría el fin de la paz y la estabilidad en toda la región.

Ciertamente, aseguran, el Magreb es una región que ha sido más resistente hasta el momento al caos de la primavera árabe, pero la estabilidad es todavía un reto. Es por eso que recomiendan que se realicen todos los esfuerzos, empezando por la administración Trump para evitar el estallido de las hostilidades armadas entre Marruecos y Argelia a través del Polisario.