Nunca antes el Polisario ha experimentado una debacle diplomática tan dura como la de 2017, un año catastrófico para el frente separatista que está abrumado, además, por un informe de la Unión Europea que considera que los beneficios socioeconómicos del acuerdo de pesca Marruecos-UE beneficia en gran medida a las poblaciones saharianas en el sur de Marruecos.
La rápida indignación del Polisario contra la máquina de propaganda en Argelia refleja su extrema situación de aprieto por este informe. De hecho, los resultados de la misión de auditoría llevada a cabo el 7 de diciembre por un equipo técnico de la Comisión Europea en la ciudad de El Aaiún son elocuentes.
Al enviar una misión a El Aaiún, capital del Sahara, la Comisión Europea se propuso garantizar las denuncias de que había «explotación ilegal de recursos naturales» en las provincias del sur de Marruecos.
Pero las conclusiones del informe europeo son inapelables: los beneficios económicos y sociales del acuerdo pesquero entre Marruecos y la Unión Europea son a 75%, en beneficio de los habitantes de las regiones de Sakia El Hamra y Oued Eddahab en el Sahara, especialmente en las ciudades principales de El Aaiún, Dakhla, Boujdour y Smara.
En cuanto al cuento del Polisario sobre la legalidad de la misión europea, es rechazado por Bruselas, que se basa precisamente en la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE. En esta sentencia, el TJUE considera que el frente apoyado por Argelia «no tiene ninguna legitimación para actuar en nombre de los saharauis».
Con esta sentencia, el TJUE quitó toda calidad al Polisario de actuar en nombre de los habitantes del Sahara, poniendo fin al reclamo del frente separatista que se autoproclamó «representante exclusivo» de los saharauis.