Según fuentes bien informadas en Tinduf, los dirigentes del Polisario han sido sacudidos por la firmeza diplomática adoptada por Marruecos mediante el envío de una delegación, no a Berlín, pero a Lisboa, dónde se reunió con el Enviado Personal del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sahara, Horst Kohler, para unas conversaciones bilaterales.
Además del simbolismo de la capital portuguesa, las discusiones se destacan de las sostenidas por Kohler con las demás partes involucradas en el diferendo sobre el Sahara en la capital alemana, Nasser Bourita, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, estuvo acompañado por los presidentes de ambas regiones del Sahara.
Es precisamente la presencia de Sidi Hamdi Ould Errachid y Yanja Khattat, los presidentes electos de El Aaiún-Sakia El Hamra y de la región de Dakhla Oued Ed-Dahab, que pone muy en aprieto al líder del Polisario Brahim Ghali, y detrás de él, Argelia. De hecho, Horst Kohler tenía, frente a él, a representantes electos del Sahara que defendían la integridad del territorio marroquí de norte a sur.
Una posición que socava los reclamos separatistas del Polisario y su jactancia de ser el representante legítimo de los saharauis. Especialmente el Polisario sabe que el mediador de la ONU discutirá con los dos presidentes de regiones saharianas que avanzan los mismos argumentos que los separatistas, pero a la inversa.
El aprieto para Brahim Ghali es tanto mayor cuanto que Yanja Khattat es un ex miembro del Polisario. Había dado el portazo al movimiento separatista en la década de 1990 y regresó a Marruecos cuando se dio cuenta de que el Polisario era en última instancia que una marioneta. El saharaui Yanja Khattat se dio cuenta de las verdaderas intenciones de los generales argelinos que explotan el Polisario y utilizan la cuestión del Sahara para debilitar a Marruecos y reducir su extensión histórica en África.
Por último, el intercambio de Kohler con la delegación marroquí en Lisboa cuyas discusiones fundamentales son guiadas por las líneas trazadas por el rey Mohamed VI, a saber, que no hay ninguna solución de la cuestión del Sahara fuera de la soberanía plena y entera de Marruecos sobre su Sahara, o fuera del plan de autonomía, que la comunidad internacional ha reconocido como serio y creíble.
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